domingo, 23 de octubre de 2016

Escribir.




Me gusta escribir. Hay días que mi naturaleza de mujer me induce a pensar que lo necesitamos más que cualquier hombre; quizás por el rol que nos ha marcado la historia. A veces, caminando por las calles o en un semáforo o tomando café en una terraza, me asalta esta adicción y pienso: "Si pudiera detenerme y plasmar en un folio inmaculado este instante, estos pensamientos que se atropellan por salir".... En su blanca textura puedo reconstruir historias que creía muertas o sentimientos que oprimen mis pulmones y me impiden respirar.
Entre el tumulto de mi olvido, mis palabras abofetean la memoria para encontrar el regreso por torcidos renglones. En ocasiones, éstas, aparecen como una hilera de hormigas voraces que, con sus picotazos, reviven volcanes que creía muertos en mi pensamiento. Sin miedo a la intemperie, rompen su silencio y me arrojan comas, puntos e interrogaciones para abrazarse y juntas desertar de los oscuros rincones de mi cerebro.
Pero, a pesar de todo, se quedan escondidas las indecisas, las que pretenden ser, ya lluvia de cenizas cuando la erupción comience. Por todo ello, no quiero amortajar horas, ni contar los días que se fueron, convirtiendo mis palabras en humo.
Necesito escribir, darle vida a mis ideas y ¡eso sí! de vez en cuando leer; abastecer con las palabras de otros como si fuesen leña, el horno que aviva mi memoria.
Todo, cualquier terapia vale, antes que escuchar al folio recriminarme y decirme:  "Lo que te pude dar y no me has contado"

viernes, 22 de mayo de 2015

SI YO FUERA.



SI YO FUERA.

Si yo fuera un color sería verde.

Verde como se visten los campos cuando el agua los riega. verde como la túnica con la que se cubren las flores, independientemente de su color. Verde porque los hombres así tiñeron la esperanza.

Si fuese un animal sería pájaro, porque a mi edad he comprendido que el bien mas preciado que tiene cualquier ser vivo es la libertad.

Si fuera una hora del día sería el amanecer. La primera luz de la mañana me oferta el comienzo, un proyecto y la posibilidad de rectificar los errores cometidos por mi naturaleza imperfecta. El amanecer me huele a renovación, a inicio siempre.

Si fuera un lugar del mundo me sentiría triste. Yo quiero libertad de movimiento y no ser algo estático. Visitar lugares, llenarme de paisajes, gentes y colores. Ser más piedra del camino que palacio encantado, pues la piedra que rueda puede llegar muy lejos.

Si fuera un objeto quisiera ser juguete; pero un juguete solo en manos de los niños. Muñeca que me mezan como lo hacía mi madre; peluche que acompañe los sueños terroríficos de niños asustados por bombas sin sentido y hombres sin el saco...pero que causan daño.

Si fuera otra persona me volvería loca. ¿Como aceptar al otro, en mi yó, conocido? Borrarme de un plumazo y renacer de nuevo. Una tarea difícil, si yo ya soy quien soy.

Si yo fuera alimento sería fruta del tiempo, para llenar estómagos que duelen por el hambre. Y así, día tras día, alternando estaciones, todas con frutos nuevos.

Si yo fuera un olor, sería tierra mojada. Ese olor huele a vida; agua fresca que llega; semillas que germinan; cielo purificado; pulmones que se inflan y la grata sorpresa, al volver una esquina, de encontrarme un paraguas abierto que busca compañía.

Si yo fuera un sueño, soñaría que mi madre me acurruca en su pecho; que escucho sus palabras, que me canta una nana; alejando mis miedos con sus labios de nácar.

Si fuera una palabra, yo sería respeto.

El respeto no humilla. El respeto no insulta.

El respeto no agrede, ni tampoco traiciona.

El respeto da amigos, también da confianza.

El respeto da amor y engrandece las almas

domingo, 27 de julio de 2014

Estatuas de sal.


Ayer: 26 de Julio de 2014, comprendí que los cambios en nuestra vida son inevitables. Van unidos al discurrir de la misma. No tienen que ser malos y, a veces, son necesarios.

Te pasas media vida siendo educada y aceptando (como si fueses tonta) la prepotencia de algunos "piojos resucitados" que en su vida diaria no les obedece ni la cisterna de su water...negándoles a arrastrar su propia mierda...(es así como se llama).

Ayer me propuse estar apoyando cualquier injusticia de forma activa: niños malnutridos, desahucios, despidos injustos, maltratos de cualquier tipo (incluídos los animales), pero sobre todo apoyando el mundo de la discapacidad... los más vulnerables...los más indefensos. Esos, que algunos llaman falsamente, amigos, a los que normalmente no les dirigen la palabra pero que valiéndose de su generosidad, les sacan algún provecho; sea económico o machacándolos, para potenciar su propio ego (de persona acomplejada o falta de personalidad).

Por mi parte, la batalla acaba de comenzar. ¿Es esta postura mía una amenaza?... En absoluto...¡¡¡Es una advertencia!!!

Los que están en la punta de la pirámide no responden. Las instituciones no responden. Si retrocedemos, en lo que es la gerarquía social, cada vez se compran por menos dinero, o por un puesto, o por un titulito, o por un "figurar" (un figurar que, a veces, no figura en ningún sitio...solamente en sus cabezas)...engordando un ego alimentado de humo, tan lleno de humo que no cabe ni una pizca de comprensión, de amabilidad, de generosidad...de buen hacer por el necesitado.

Y ante este panorama ya no resisto más. Me revelo a seguir siendo Sancho en femenino; quiero emular a D. Quijote en aquellas pequeñas parcelas que se me permiten como mujer. No tengo Rocinante...no tengo lanza... El primero lo suplo con mi móvil y, la lanza, con mi palabra.

Espero, que a lo largo del camino, se sumen algunos Quijotes más, porque como no comencemos nosotros paso a paso y sin pausa a remediar tanta barbarie...en poco tiempo ¡¡¡ESTO NO TENDRÁ SOLUCIÓN!!! Todos terminaremos convertidos en "estatuas de sal"...y no precisamente por volver la vista atrás, sino por: ¡¡¡HABER CERRADO LOS OJOS!!!

martes, 18 de febrero de 2014

Mujer.


Como puedo calzarme la palabra mujer en un mundo lleno de zapatos que oprimen.

Violencia cotidiana de palabra que ofenden; de miradas que matan; de cordones que aprietan; de ampollas que revientan.

Como puedo calzarme la palabra mujer, si la calle es muy larga y la meta lejana.....

Añorando caminos despoblados de piedras, inundados de flores y poblados de estrellas.

Como puedo calzarme la palabra mujer, si todas mis heridas, no pueden ser lamidas por tu triste mirada.

lunes, 20 de enero de 2014

Miseria actual: ¿En el estómago?


 Fácil de anudar.
 Los pies mojados.
Un trozo, dos trozos, tres trozos.

Vivimos en España una época de profunda confusión, marcada por la desaparición de la llamada "clase media" y por ello, acentuándose el terrible contraste entre ricos y pobres.

Parece que no nos enteramos, o no queremos enterarnos, de las situaciones extremas que se están produciendo en miles de familias españolas, que hasta ahora, llamábamos clase media. Éstas se han visto abocadas a ir a los comedores sociales, guardar cola en Cáritas para recibir su bolsa de comida e incluso buscar en los contenedores.

A todo éste drama, se une el desahucio de las que eran sus viviendas al llegar la crisis, que ha inducido a muchas personas hasta el suicidio; estas tragedias no tienen vuelta atrás y las vidas perdidas serán irrecuperables.

Hace muchos años, pero muchos muchos años, guardé un zapato muy viejo. Llegó a mis manos accidentalmente y no, no me considero loca por ello. Tenía sitio donde guardarlo y lo hice como prueba inequívoca de lo que NO tenía que repetirse: ¡¡¡la hambruna!!!. ¡¡¡la escasez!!!...¡¡¡EL NO TENER PARA COMPRARSE NI UN PAR DE ZAPATOS!!!

Le he tomado unas fotografías, para que la gente joven compruebe como trabajaban algunos labradores en los campos de Andalucía, (concretamente éstos zapatos, eran de Encinasola). Esos piés, sin remedio, tenían que volver empapados en barro y agua al regresar por la tarde a su casa, tras una dura jornada de trabajo. ¿Por qué les sucedía esto?... Porque ya no podían tener más "remiendos".... De hecho, el zapatero no sabía dónde coser el último parche.

Entonces la solidaridad era escasa a la hora de regalar ya que la miseria era frecuente en casi todos los hogares y había que trabajar muy duro para mover la conciencia "del pudiente"... que casi siempre permanecía ciega y muda.

A la misma vez, actualmente, somos espectadores de una mezcolanza de noticias en las que nos cuentan de comunidades donde hay niños que tienen carencias alimenticias y a continuación nos hablan de la cantidad astronómica que ha pagado un club de fútbol por un nuevo fichaje o, como, el último político se ha quedado con el dinero que le corresponde a los parados.

Y con éste bombardeo de noticias incoherentes mi pobre cabecita me estalla.


Y concluyo: ojalá (bonita palabra) no tengamos que ver unos pies calzando unos zapatos como el de las fotografías. Ojalá que la solidaridad entre vecinos, que se ha incrementado (por fortuna) últimamente, no desaparezca y ¡¡¡OJALÁ!!! una lucecita nos ilumine para ¡¡¡por fin!!! poder ver que ni los corruptos (que proliferan como una plaga), ni las grandes fortunas, reconocerán sus errores... Simplemente porque: "EL QUE COME TODOS LOS DÍAS, NO SE ACUERDA DEL QUE NO COME."

jueves, 28 de noviembre de 2013

Planchas de carbón.






En este otoño en el que el frío se nos ha presentado sin aviso, en el que las parras del patio de Encinasola empezaron a quedarse desnudas a destiempo, gritándome que sus hojas tenían ya, esa mezcolanza de colores que tanto me gustan y que a su vez arrastran a mi memoria épocas de infancia y de tardes familiares, es ahora con éste frío, el que me ha hecho recordar las planchas de carbón.
Recuerdo llegar de la calle por la tarde, tras los juegos de entonces, con la nariz colorada y las manos ateridas. Al entrar en casa el olor a carbón me avisaba que mi madre planchaba e instintivamente apoyaba las manos en aquellas sábanas blancas de algodón que me proporcionaban el calor que necesitaba. En cuanto ella soltaba la plancha aprovechaba para abrir la trampilla trasera de ésta para que entrara más aire.
Por mi edad esto no duró muchos años, ya que llegó la eléctrica, pero debido a los cortes continuos de luz, nadie se deshizo de ellas, incluidos nosotros.
En la actualidad tengo cuatro y como las tengo en mi casa de Gerena, os mando la fotografía: La bonita (de la derecha) es española, la gruesa (al lado de la anterior) es portuguesa (eran de mi madre) y las otras dos, las compré en un mercado de antigüedades. Todas son auténticas, menos la que lleva el calderín (que es una réplica). Me falta aquella pequeña, sin carbón, que se calentaba directamente en el fuego; tal vez algún día consiga una, pues me hace ilusión.
Que paciencia entonces para ir elegantes y ahora con tanto vapor…¡¡¡nadie quiere planchar!!!
Un saludo: Alicia García Gómez.

lunes, 14 de octubre de 2013

El Azufaifo.


AZUFAIFO.



Hace unos días, aquí en Gerena, nos han traído un regalito que se ha convertido en algo habitual todos los otoños: Una bolsa llena de azufaifas.

La azufaifa, es un fruto inicialmente claro, que toma después al madurar, un color marrón rojizo. Mide aproximadamente unos 2 o 3 centímetros de longitud; su forma es elipsoidal, como las aceitunas y, como ellas, con una sola semilla.

Se recolecta a principios de otoño. Es rica en azúcares y vitamina C y se toma nutural (sabe dulzona como la manzana arenosa) o desecada (como las ciruelas).

Se puede tomar para la garganta: faringitis, laringitis y tiene propiedades expectorantes.

Su nombre en inglés es: Jujube.

Os preguntaréis el por qué le doy tanta importancia a un regalo tan pequeño. Pues bien, me trae unos recuerdos maravillosos de la infancia.

Donde estaba la discoteca Bombay (en Encinasola) vivía una ancianita llamada señora Inés (así le llamaba yo). Era la madre de los Torrejones, una familia amplísima que todos conocemos; pues bien, tenía en su patio un Azufaifo y allí iba por las tardes a recoger algunos frutos.

Primero le decía: ¿Señora Inés, puedo ir al patio a por azucefas? y me contestaba: "Ten cuidado hija que las ramas pinchan mucho"

Mi padre las entraba en una botella con aguardiente serrano y después se tomaba una copita. Como entonces no teníamos palillos de pinchitos, las sacábamos del aguardiente con una aguja de tejer.

Nosotros seguimos con la misma tradición del aguardiente. También degusto algunas frescas y otras las dejo desecar.

Cuando están en el aguardiente, no se pueden comer muchas... al absorver el alcohol, podemos coger una "borrachera".

Adjunto una fotografía a las que me han traído frescas y a las del año pasado metidas en aguardiente.

Me han ofrecido plantones nuevos, pero no he querido sembrarlo por lo dañino de sus raices. Es mejor en un campo amplio y retirado de la casa.



Alicia García Gómez.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Boda de Davinia y Juan Miguel.



























El 14 de septiembre/2013, fuimos a la boda de Davinia y Juan Miguel. Se celebró en La Antilla (Huelva).
Es la hija menor de Ángel Santos. Hago ésta aclaración porque es nieta del antiguo fotógrafo del pueblo; conocido como: "Santiago el retratista".
¡¡¡Cuánto habría disfrutado su abuelo, haciéndole fotografías con la vieja cámara a su nieta!!!
Los dos iban guapísimos y rebosaban ilusión y felicidad, como es lógico, en un día tan importante de su vida.
Lo pasamos estupendamente. Al terminar las copitas, todos los que quisieron continuaron la fiesta en la playa... en un chalet que les "regalaron" para estar con los amigos.
Sé que estáis "por esos mundos de Dios"...muy lejos. Pasadlo bien y ya me contaréis. ¡¡¡Muchas felicidades!!!